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Mostrando entradas de 2009

Peliculera

Hoy he tenido uno de esos sueños peliculeros míos. ¿Peliculeros? Uy, sí... Escapar por medio de una casa abandonada de una manada de zombies creados por un loco que intenta devolver a la vida a su esposa muerta (imagino por los detalles que vislumbré y mi mente no puede evitar recomponer los pedazos, quizás es por eso que sueño pelis) no es algo demasiado normal para un sueño. Como alguien me dice siempre, esos sueños son como para analizarlos. El caso es que tras explorar toda la casa y encontrar el mausoleo del loco, nos vimos atrapadas en una habitación que daba a una cornisa a la que tuvimos que saltar para escapar... Pero como después todo el terreno se llenó de zombies, ala... A correr, a golpear, a escapar... Siempre de su mano, vaya... Pero uff... Ya he corrido por hoy, ¿sabes? Mis músculos me reclaman algo de descanso tras la paliza de esta noche. Y creo que se lo concederé. La verdad es que últimamente no me apetece hacer mucho más que tirarme en cama y leer... Voy por el ter

Tiempo atrás

Últimamente me ha dado por pensar en las cosas que han cambiado. Cojamos, por caso, el año 2000. ¿Alguien recuerda el temido efecto 2000? Mi ordenador de entonces era una patata. Pero superó sin problemas el dilema. Saltó del año 1999 al 2000 sin ninguna actualización que se lo indicase. ¡Qué majo él! ¿Dónde estaba yo por aquel entonces? Rondaba los 15 añitos, 14 a principio de año. Por aquel entonces ni idea tenía de que un par de años más tarde perdería la cabeza por una mujer. No sabía a qué me dedicaría. No sabía que todo giraría y giraría y giraría cientos de veces hasta marearme, hasta hacerme perder la perspectiva del suelo que estaba pisando. Tenía muy buenos amigos, de esos a los que quieres conservar durante toda la vida. Aunque no fue hasta un año más tarde cuando empecé a formar una pandillita que llegó a ser durante mucho tiempo el centro de mi vida y que poco a poco, cosas de la vida, se ha ido desmembrando. A veces se reúne. Como aprovechando las navidades. Quizás sea es

"Demasiado" no es malo

A veces "algo" se queda corto. Por ejemplo un "te quiero". Es entonces cuando buscas pequeñas partículas que agreguen un valor añadido a esas palabras. Puedes decir "te quiero mucho", "muchísimo", "mogollón"... Sin embargo sigue quedándose corto. Y entonces, a mí, que dicen que domino las palabras aunque en realidad son ellas las que me dominan a mí, se me ocurre utilizar un añadido distinto. Y de mi boca salen las palabras: "te quiero demasiado". Uy. ¿Respuesta? "Demasiado es malo". Mmmmmmmm, ¿seguro? Hagamos lo que a mí me gusta en estos casos: consultemos a la RAE. demasiado, da. (De demasía). 1. adj. Que es en demasía, o tiene demasía. 2. adj. ant. Que habla o dice con libertad lo que siente. 3. adv. c. excesivamente. ¡¡¡Ey, ey, ey!!! ¿Qué es eso? 2. adj. ant. Que habla o dice con libertad lo que siente. Eso no suena nada mal, ¿no? Y de echo, esta dueña de las palabras (o esclava, lo reitero) es de esas personas

Cualquiera se daría cuenta de cómo he cambiado en el tiempo que he estado fuera... Después del examen me quedé un poco hecha polvo. Pero pensaba en tu promesa... Hablaríamos de vernos... Y a pesar de que no fue hablado como lo esperaba, al final llegamos al mismo punto. Y nos veríamos. Nos vimos... Dios, todavía me cuesta creer que haya sido real... Cualquiera se daría cuenta de que ha vuelto esa sonrisa de idiota. De que me distraigo continuamente, de que parece que estoy en cualquier otro lugar menos donde realmente estoy. Y así es... No puedo evitar pensar en ti. No puedo evitar recordar tus labios sobre los míos. No quiero evitarlo. Me dedico a contarle a toda la gente a la que le hablé de ti lo maravillosa que eres... Y debe ser muy obvio... Porque gente a la que no le hablé de ti me pregunta quién eres... Sonrío, cierro los ojos, recuerdo el tacto de tus manos sobre las mías, tus labios en mi mejilla en aquel primer momento, tus ojos mirándome para descubrir quién aguantaba más..

Casualidad

Los cascos de Turnedo resonaban contra la dura piedra. Por lo demás, el silencio era absoluto. Tiré de las riendas y me apeé acongojada por lo que podría sorprenderme a continuación. Había dejado atrás a mi ejército, todas mis defensas, mi seguridad... No tenía siquiera mi armadura. Había salido con un ligero jubón de cuero como única protección. Pero tenía que seguir adelante. El rastro que había encontrado se borraría si esperaba a la llegada de mis hombres. Mis botas no hacían apenas ruído mientras avanzada levantando el polvo. Las grandes rocas que rodeaban la gruta se cernían sobre mí. Mi corazón comenzó a acelerarse a medida que me adentraba en la oscuridad. Poco a poco las paredes se acercaron, dificultaban el avance, me obligaban a agacharme y a arrastrarme para poder seguir. Pero al fondo del túnel apareció un pequeño punto de luz que se fue haciendo más grande a medida que me acercaba a él. Estuve a punto de caer al precipitarme hacia adelante, pero en el último momento pude

Noches de invierno

Me gustan los días de invierno. Esos días fríos, secos, cortos… La noche se te cae encima casi sin que te des cuenta, mientras la navidad se acerca sigilosamente. Es entonces cuando pondrán las luces en las calles de la zona vieja. Es entonces cuando puedes disfrutar de un paseo agradable, comprar en un puesto un buen cucurucho de castañas y sostener una entre las manos para calentártelas. Caminar bajo las bombillitas que tiñen de amarillo cada calle de la ciudad, caminar sobre la fría piedra que tanto tiempo lleva guardando mi ciudad. Me gustan los días de invierno. El aire frío me congela las mejillas y me deja roja la punta de la nariz. Sin apenas darme cuenta, sonrío. Cierro los ojos durante al menos cinco pasos. Respiro hondo, suspiro. Disfruto del frío. Siempre me ha encantado el invierno en Santiago. En especial la navidad. Sí, sé que llueve mucho y que en ocasiones puede rayar lo insoportable. Pero cuando el día es seco y frío, cuando sólo hace falta un abrigo para sentirse mej

Viento

El viento zarandea furiosamente al mundo. A mi mundo. Me asomo a la ventana y escucho el crujido de cada árbol, de las tejas de las casas, de las cercas de las fincas… Las nubes se mueven tan deprisa que cuesta seguirlas. Imposible buscarles formas… Me duelen las manos, mi cabeza está embotada, el cuerpo entero se resiente y uno de mis gemelos ha decidido que quiere hacerme la vida imposible. Pienso en ti. Inevitablemente sonrío. ¿Ves lo que me haces? Me obligas a perder mi coherencia, me obligas a dejarte en mi cabeza… Sí, lo sé… No lo haces a propósito… Pero es lo que te sale. Salir fuera es una locura. Una locura necesaria. Necesaria para mi cabeza, quizás no para mi cuerpo. Pero da igual. ¿Y si llueve aparte del viento? Pues si llueve, me mojaré… Y lo sabes… Sabes qué estaré pensando en ese preciso momento… Por si te lo preguntas… No, no puedo dejar de pensar en ti.

¿Por qué gritamos cuando somos nosostros quienes no oímos bien?

Lleva un par de días lloviendo poco en Santiago. Lloviendo poco quiere decir que no deja de caer agua en ningún momento, pero esa llovizna fina que acertadamente llamamos "calabobos". Parece que no llueve, pero cinco minutos son suficientes para acabar completamente empapada, como lo estan las calles de la ciudad cada mañana, cada tarde, cada noche... Me voy a volver loca. Por diversas razones, algunas más positivas, otras más negativas... Siento que cuando intento respirar, mi garganta se cierra por completo y pretende dejar el aire fuera, obligándome a enviarle al cerebro la sensación de que me estoy ahogando. Así que cojo aire por la nariz... ¿Habéis intentado respirar alguna vez cuando estáis calados hasta los huesos por la lluvia? El agua se te cuela hasta que la acabas tragando... Es una sensación un tanto extraña... Casi, casi como la de ahogarse... Caigo al suelo de rodillas, saturada, derrotada. Caigo al suelo y me vence un sueño agotador. Pero no descanso... Los gui

Aromas

Ayer salí a pasear al perro cuando la lluvia dio un descanso. Aspiré profundamente. Adoro el olor a lluvia. ¿Nunca lo habéis notado? Después de que llueva, antes de que vuelva a ocurrir... Huele a la tierra húmeda. Vale, admito que soy muy fetichista con los aromas. Sin ir más lejos, hace poco que en el bar de todas las mañanas he empezado a pedir té blanco. Las primeras veces, simplemente sacaba el colador y lo dejaba a un lado (es uno de los pocos bares que he encontrado con el té a granel). Pero cierto día, acerqué la taza al completo y aspiré profundamente (como los días de lluvia). Y de pronto estaba en Zas, con mi prima, corriendo entre la corte de las vacas... Hierba... Hierba recién cortada. Cada mañana que pido el té blanco lo acerco antes de sacar el colador y siempre acabo pasándoselo a alguien más para decirle: "¿No te huele a tu aldea, a la hierba recién cortada que dejan en la corte para que se la coman las vacas?". Algunos se ríen y me llaman loca para sus aden

Ágora

Siempre me he reído de aquellos que dicen que no conocer nuestra historia nos condena a repetirla. Aunque la conozcamos, se repetirá igual. Últimamente estoy profundamente decepcionada con la raza humana. Y hoy he acabado llorando al ver Ágora. ¿Indignación? Sí, por supuesto. Pero es mayor la tristeza de ver que no hemos aprendido nada. Mmmmm, demasiadas cosas en la cabeza, demasiados sentimientos, demasiadas ideas... No sé si sabré plasmarlas... Recuerdo esa escena de Matrix en la que el agente Smith le daba una charla a Morpheo... Cuando escuché esa reflexión por primera vez era una niña. Y aún así dejó profundas huellas en mí. Hoy, me imagino al ser humano destrozando definitivamente el planeta y dejándolo totalmente inservible al utilizar los últimos fragmentos de energía del núcleo para enviar en una nave a los últimos supervivientes a colonizar un nuevo planeta que destrozar. Y pongamos que, a pesar de lo negativo, en esa nave introducimos lo mejor de la humanidad: una Hipatia, u

El Zahir

" Según el escritor Jorge Luis Borges, la idea del Zahir procede de la tradición islámica, y se estima que surgió en torno al siglo XVIII. En árabe, Zahir significa visible, presente, incapaz de pasar desapercibido. Algo o alguien con el que, una vez entramos en contacto, acaba ocupando poco a poco nuestro pensamiento, hasta que no somos capaces de concentrarnos en nada más. Eso se puede considerar santidad o locura. " Enciclopedia de lo Fantástico, 1953, Faubourg Saint-Pères Cuando leí por primera vez esta nota inicial a la novela de Paulo Coelho, decidí que no podía leerla, no en aquel momento. Acababa de terminar una relación corta pero intensa que se había descalabrado de la peor manera posible (siempre es de la peor manera posible cuando se meten terceras o cuartas personas por el medio). No podía descubrir entonces que Ella era esa persona que retenía mis pensamientos, que apresaba mi atención y me impedía concentrarme en nada más. Si hubiese descubierto aquello, nunca

Gatos y ratones

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Estos días le he dado muchas vueltas a la noche del sábado. Supongo que mirar las heridas de mi mano me lo recuerdan inevitablemente. Tampoco es nada desagradable en lo que pensar (aunque la energía negativa de la palmera me destroce de cuando en cuando). Sin embargo, lo que más me llama la atención, es mi empecinamiento con los gatos y los ratones (cacé otro ratón hace un par de noches). Así que me he dedicado a profundizar en esta idea. Cazar a un ratón Los ratones son animales rápidos, escurridizos, siempre en movimiento, siempre con esos ojillos nerviosos revoloteando de un lado a otro. Para cogerlos, es necesario actuar sin dudar, con ímpetu, con velocidad, decidir enseguida qué se puede hacer para cogerlos y ponerlo en marcha lo más pronto posible. De no ser así, el ratón acabará dando un salto que le permita alejarse del cubo y desaparecer entre las tuberías de la calefacción. Pero si actúas deprisa, es tuyo. Lo tienes. ¿Lo tienes? Sí, cierto… Pero… ¿Por cuánto tiempo serás capa

Una noche más

Los arañazos de mi mano comienzan a escocer. No me di cuenta ni de que estaban ahí hasta ahora. Hoy ha sido uno de esos días extraños llenos de realismo mágico que siempre han poblado mi vida. Salimos más bien tarde de la academia. Pero nos metimos en el bar. Contando experiencias, escuchando historias, riendo, flipando... Nos pasamos casi dos horas... O sin casi. Nos dieron las nueve y media de la noche. - ¿Te acerco? - No, gracias, me apetece dar un paseo. Calles oscuras, ya en plena noche. En mi cabeza las paranoias de mi madre... Pero a pesar de dejar que mi corazón se desbocase de miedo, no dejaba que me afectase de ningún otro modo. Caminé por los mismos callejones de siempre, observando con mayor atención las sombras, a la gente... Poniendo todos mis sentidos (salvo el oído, que iba cubierto de música) en cada uno de mis pasos. Pasado el parque (sí, tu parque...), dejé de tener miedo. Y justo en ese momento, un enorme labrador se acercó a mí agitando la cola y apoyó su cabeza en
Hoy me duele hasta respirar. Cada uno de mis músculos, de mis huesos, de mis tendones se ha puesto de acuerdo con mi cabeza para que operaciones tan simples como bostezar, desperezarme, intentar levantarme, escribir sobre el teclado del ordenador... Resulten tan dolorosas que me hagan pensarme muy mucho eso de levantarme de la cama y hacer algo útil con mi vida. Pero hoy ni a mi cabeza le apetece levantarse... Estoy aturdida, estoy cansada (infinitamente cansada), estoy... mmmmmm ¿triste? En fin, ¿para qué analizarlo? Siempre he dicho que cuando el cuerpo no puede, tiene que tirar la cabeza. ¿Pero y cuando ella se niega? Y cuando sencillamente estás tan, tan, tan arrastrada que te parece increíble la idea de que ayer no te importase el dolor (que nunca desaparece) y pudieses caminar un mínimo de 6km al día, pasar por el gimnasio, incar los codos un par de horas y hasta sonreír. Mierda... Supongo que la niebla me ha dejado un poco pesimista. Soy la chica del tiempo... Si llueve, deprimi

Noche extraña

Es... Curioso... La noche fue extraña... ¿Por qué? Porque he dicho que NO. Que no a ir al quinto coño al piso de una desconocida. Sabía lo que pasaría. A mí no me pasaría... No me apetecía apalancarme. He dicho que NO a los recuerdos, a los malos sentimientos. Al egoísmo... A mí misma... Lo único a lo que no he podido negarme, es a ti... Por eso te llamé... Por eso me quedé hablando contigo hasta que conseguí la promesa de una sonrisa... El resto de la noche está en tinieblas... Porque no puedo pensar en nada más... Ni siquiera en las chicas a las que he besado alguna vez y que ahora pasan por delante de mí... Ni siquiera a las chicas por las que he sentido algo, que ahora ya no despiertan nada... ¿Qué me has hecho? ¿Por qué no puedo pensar en nada que no seas tú? Voy al baño... cierro la puerta... Y hasta allí... Borracha como una cuba, cierto día escribí tu nombre enlazado al mío con un corazón, a fuerza de uñas rascando el esmalte de la puerta... Tú, tú, tú... Pero no te tengo... No

Sonrisas y hormonas

Ayer pasé el noventa por ciento del día con una sonrisa de esas que iluminan dibujada en los labios. ¿Por qué? Bueno, es obvio... Por ti. Sí, mi chica dulce y silenciosa, sólo por ti. Hoy no ha sido uno de esos días de sonrisas. Es lo que tienen las hormonas. De todas formas, pensarte, siempre se convierte en un paraíso. Y curiosamente, no soy capaz de dejar de hacerlo. Pero no puedo negar que me faltaba algo hoy... Me faltabas... Tú... Más que nunca... Me faltas tú. Siempre tú. Sólo tú... ... Todavía trato de recuperar las palabras... Porque ya no es que se hayan ido... Resulta que me las robas... Me dejas sin aire... Y sin aire... No me sale la voz. Así que simplemente: "La distancia siempre es una maldición. Te prometí la luna y tú me diste el sol. Siempre tan atenta dándome tu amor. Fuera está lloviendo allí hará calor. Cada sensación, las caricias y tu voz en mi mente fluyen, bañan mi ilusión. Y tu sencillez se convierte en mi razón de seguir viviendo sin dolor. Sin ti enloqu
Hay momentos en la vida en que las consecuencias de tus actos te muestran que no estás circulando por el camino por el que quieres andar. Tus actos… Sí, esos martillazos que tanto le duelen al corazón. Y viéndolo todo desde una perspectiva más amplia, cuando te retiras unos pasos para recuperar el aliento, te das cuenta de que de pronto algo intangible se ha vuelto gran parte de tu vida. Y en lugar de huir, como has hecho siempre, te abrazas a ello con desesperación, tratando de no perderlo… Porque sí… Es el motivo por el que te levantas cada mañana. Es el motivo por el que sonríes cada día. Es… Ella… Y es que un “te quiero” se hace poco cuando te das cuenta de que te estás enamorando. Y cuando ves que lo darías todo… Cuando piensas que es tarde y ya lo has echado a perder… Lo ves todo mucho más claro. Ves lo que no quieres en tu vida… Ves lo que sí quieres… La ves a Ella… Y todo encaja. Sí, como las piezas de un puzle. Cada una en su lugar, cada una con su hueco perfecto… Como tú y yo

Cerrado por gilipollas

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Agarré con fuerza el mango de madera y me retiré unos pasos atrás. Ni lo pensé. Ni lo vi venir. Ni me di cuenta de lo que hacía hasta que fue demasiado tarde. Sin mirar siquiera, levanté el mazo en alto, lo balanceé un par de veces sobre mi hombro derecho y finalmente, con todas mis fuerzas, golpeé mi propio corazón. No. No soy propensa a que me rompan el corazón... Soy propensa a romperlo yo... Blog cerrado por tener una dueña gilipollas. Hasta nuevo aviso. Hasta que vuelvan las palabras. Si vuelven...

Soñando que te sueño

Cierro los ojos con tu calor sobre mi pecho. Has dejado la mano justo allí encima. Pero cuando vuelvo a abrirlos, ya no estás. ¿Te has ido? ¿O quizás me engaño y nunca has estado? Me levanto pensando en ti, para variar. Suspiro y miro alrededor. ¿Dónde estoy? Las telas de la tienda de campaña me confunden. Tardo algunos minutos en asimilar que de nuevo he regresado al campamento militar, que estoy dentro de mi tienda, que debo levantarme y ensillar a Turnedo para seguir cabalgando con mi ejército hacia tu territorio, hacia tu castillo ambulante. Consigo despejarme ligeramente al empapar mi cara. Suspiro de nuevo. No puedo dejar de pensarte, no puedo dejar de recordar esos sueños en que te tengo, en que apoyas tu mano sobre mi piel y la deslizas dibujando una caricia. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero. Pensarte siempre me provoca esas sensaciones. Cierro los ojos y te pienso un instante más, libre de todo lo que no seas tú. Pero el ruido del campamento me devuelve a la realidad.

Algo menos que temer...

Llegar al punto de que te tiemblen las manos... No es fácil. O sí... En mi caso hizo falta una bronca entre monitores y examinadores, un compañero suspenso y tiempo... Toda la mañana de hecho. Cuando subí al coche, lo hice con auténtico pánico. Me temblaban las manos. Había tenido suerte y las amenazas de lluvia o niebla se habían disipado. Sólo quedaba la carretera, la moto y yo. Y, por supuesto, la examinadora... Fui la segunda de la tercera ronda en subirme a la moto. Apróximadamente las 12 del mediodía. Me temblaba hasta la voz al responderle a la examinadora que sí, que estaba lista y que recordaba todo lo que le había dicho antes a mi compañero. Así que arriba, colocar los espejos, encender motor y adelante. Primera en la frente. - Haga el favor de levantar el chisme, que se le ha quedado. ¿Chisme? Mierda... Intuí que podía ser el pie de la moto. Miré... Pegué un taconazo y lo solucioné. ¿Eso es falta? No lo sabía... Más me valía continuar bien. Cogí la primera rotonda con la cer

Día completo

Comencé el día con una rabia de estas que parece que harán estallar tu pecho en miles de pedacitos, como daños colaterales de una guerra fratricida. Mi corazón contra mi cuerpo. Y lo peor, que mi cabeza no se enteraba de nada... ¿Por qué? ¿De dónde viene toda esta rabia? Al parecer algo se desató... Y los dientes rechinaron durante la mitad del día, toda la mañana, intentando sonreír para no tener que explicar más de lo necesario. Luego, en el gimnasio, agotar los músculos hasta que no daban más de sí. Cargar todo el peso posible, hacer el número máximo de repeticiones, comenzar el día corriendo dos kilómetros en cuesta, acabarlo en bici... ¿Resultado? La rabia se difuminó por completo. Llegué a casa tan dolorida que apenas notaba las gotas de lluvia resbalando por mi cuero cabelludo. Porque sí, llueve de nuevo. Tras un fin de semana de playa, tras quemarse el culo al sol... llueve. Esto es Santiago, señoras y señores. Gracias a los ángeles del firmamento (o mejor dicho a mi hermano, q

Lluvia

orballo babuña llovizna zarzallo chuvisca poalla sirimiri babuxa calabobos LLUVIA Comenzó siendo niebla baja, pero a lo largo del día, mientras se iba retirando, la lluvia tomó su lugar. Llevando las sandalias, los piratas y con una camiseta sin mangas, era normal que me empapase. Sin embargo, a medida que las pequeñas gotas iban resbalando por mis brazos desnudos, por mi pelo recogido, por mi cara... Mis labios se curvaron en una sonrisa. ¿En qué pensaba? Sí... En ti... Pensaba en el agua resbalando por tu pelo, por tu rostro, por tus labios... Me encantaría besarte entonces... Recoger con mi boca la humedad de la tuya, mientras la lluvia sigue cayendo sobre nosotras, incansable. Siempre me ha encantado. Creo que gracias a eso no me volví loca en esta ciudad donde llueve una media de 300 días al año. Admito que cuando me fui a Coruña me acostumbré a otro clima más amable. Y regresar no fue tan fácil como pensaba... Pero seguirá encantándome aunque últimamente me deprimiese tanto. Adem

El regreso de mi chico Turnedo

Entro en el coche y él arranca. Sonrío con la primera frase que me dirige... (en gallego, por supuesto, pero por deferencia al idioma que utilizo haré la pertinente traducción). - Llevo casi un mes sin tocar el coche, así que mientras decides dónde cenamos nos damos una vuelta. Pone la música. Una nueva lista de reproducción. Lo consigue finalmente, tras varios puteos de la radio del coche, como siempre. Entonces sonríe y da un par de golpecitos al estéreo. - Mantiene el ritmo hasta la quinta canción. Luego es imposible mantenerse ahí mucho tiempo. Saco el brazo por la ventanilla y dejo que lo acaricie el aire... Cierro los ojos por momentos. La música es intensa... La primera canción pone muy alto el listón, pero la segunda está a la altura... - Por ahora funciona. - Sí... Funciona... Anochece mientras nos paseamos haciendo chirriar las ruedas en las rotondas. - El otro día hubo una lluvia de estrellas y me tumbé en el alfeizar de la ventana para verlas. Y de pronto escuché los chirri

Suerte

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Mientras tomábamos la merienda en el campo, uno de los niños encontró un trébol de cuatro hojas. Luego otro... Y en la última clase, con los medianos, una le regaló un tercer trébol a una amiga. Sonreí. - ¡Guárdalo que trae suerte! Llegué a casa agotada. De hecho ahora mismo abro la boca en bostezos inmensos, con ganas de dejarme caer sobre el sofá, sobre la cama, o cualquier superficie blanda y dejarme arrastrar al mundo de los sueños. Quizás tenga suerte y me lleve hasta ti. Pero no, tengo cosas que hacer... Y no puedo dormirme ni metafórica ni literalmente... Así que a resistir. Salí a pasear al perro, por la zona donde siempre encuentro cientos y cientos de tréboles. Y allí estaba, saludándome... Me agaché y lo sustuve entre mis manos. Pero antes de arrancarlo, sonreí, lo solté, me levanté, saqué el móvil del bolsillo y... Y tras hacer esta foto continué andando, dejándolo atrás. ¿Por qué? Lo único que podía pensar con la sonrisa grabada en el rostro mientras caminaba dejando que P

Llorera

No importa que sepas de antemano cómo acabarán las cosas. Cuando ocurra, no podrás evitar las emociones, los sentimientos, las lágrimas... ¡Oh, mierda! Qué tremendista soy, ¿verdad? Llevo como hora y media llorando. Aproximadamente lo que dura el último capítulo de "Los hombres de Paco". Sí, lo sé, lo sé... No es como para admitirlo, que una tiene una reputación... Pero en fin, nunca me arrepiento de admitir que he llorado. Además opino que cuando más guapa está una mujer es cuando llora... O al menos yo, será que mi cabecita para que me calme, me hace verme más guapa cuando me miro al espejo con las lágrimas resbalando por mis mejillas, la nariz congestionada y las mejillas coloradas. Lunática me había desvelado el final en uno de sus posts. Y me ocurrió como con Titánic. Me pasé el último capítulo esperando la muerte. Pero cuando llegó... Las lágrimas empezaron a rodar cuesta abajo, los sollozos se escaparon de mi pecho... Y ala... Llorera va... Mierda... ¿Por qué coño teng

*Miau*

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Tienes razón, los gatos son algo muy mío, muy, muy mío. Al menos desde que empecé a dibujarlos para ti. O mejor, desde que empecé a dibujarNOS para ti. Porque eres mi gatita blanca y yo soy esa suerte de desastre con patas negro y con cara de perdido que siempre trata de llegar hasta ti. No me lo esperaba... Me pillaste completamente por sorpresa... Y me encantó. Empecé a leer tu carta, como me dijiste que hiciera, de camino a la academia desde Correos. Pronto llegué al punto en que me pedías que abriese el regalo. Sonreí y dejé de leer enseguida. Abrí el paquete (que huele... ¿a ti?) y al abrir la caja surgió la sonrisa que llevo incluso ahora mismo, horas y horas después, tras un examen de órganos judiciales y otro de informática, un plantón (no me lo tomo a mal, blackberry mala... xD), sesión de gimnasio y parte de la tarde medio grogui intentando recuperarme. Lo miré un rato (aprovechando un paso de peatones en rojo, justo ante la Alameda). La sonrisa se hizo más ancha. Cuando cons
En ocasiones me ocurre algo… Tengo tantas cosas que me gustaría expresar, que la mente se me queda en blanco. Intento hablar, intento escribir, pero no hay manera, todas luchan por ser las primeras en escapar de mis labios o en movilizar mis manos sobre el teclado, dirigir los pasos de mi pluma… Pero ninguna de ellas gana. Entonces tengo que respirar tranquilamente, comenzar a escribir lo primero que se me pasa por la cabeza, pensamiento por pensamiento. Igualito que ahora. Es en ese momento cuando las ideas adquieren un orden determinado y puedo comenzar a plasmarlas. Aunque este sistema, últimamente, no me vale de mucho. Porque haga lo que haga siempre pienso en ti. Porque lo difícil es concretar qué pienso exactamente de ti. Sí, pienso que me estás volviendo loca. Y que con las cotas de locura que siempre he tenido, considero positivo quedarme como una tonta mirándote, o derretirme con tus palabras… A veces… No… Siempre… De vuelta a casa, hay algún momento en el que alguna canción m

Minivacaciones

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Y tan Mini… Porque sólo fueron tres días (aunque tengo la sensación de llevar fuera como mínimo una semana) y porque me fui con Mini (o sea, Minimomentos a dar por saco). Relax, largas caminatas a veces más útiles y a veces más inútiles, playa, paisajes preciosos, reencuentros, nuevos conocidos, ligoteo (no, yo no, yo me dediqué a ponerme roja mientras hablaba contigo por teléfono y alguien gritaba… mmmm ¿sandeces? sobre mí para que tú las escuchases)… Un gran fin de semana. Paseamos por la Gran Vía (a veces no sabíamos si la de Vigo o la de Madrid, o si nos habíamos colado y estábamos en la Avenida de Lugo), en ocasiones las palmeras me llevaban a Alicante o a Valencia (Mini prefería pensar en Canarias), las casas con terrazas y pintadas de blanco nos trasportaban a Andalucía y hasta juraría que por el puerto nos sentimos como si paseásemos por Barcelona. Sí, lo que da de sí un fin de semana, ¿no? Y pese a comenzar con la cabeza de Mini golpeándose al entrar en el taxi, no hubo daños

Por y para ti

Me he descubierto pensando por y para ti... Me he descubierto deseando simplemente tu sonrisa ante mis ojos, tu respiración sobre mi cuello al abrazarme... Me he descubierto añorando el tacto cálido de tu piel junto a la mía, la caricia de tus labios sobre mi boca... Y lo curioso es que no me extraña... Es... Natural... Desde el día en que supe de ti por primera vez, todo contigo ha tomado el camino que debíamos recorrer. ¿No te parece? Cada pequeño paso para acercarnos (o acercarte), cada nuevo obstáculo, cada noche hasta las tantas, cada intento de control (en su mayoría fallidos...), cada charla de horas al teléfono, cada suspiro de tus labios, o de los míos... Todo... Lo siento, mi reina, pero soy una tonta romántica. Soy una tonta romántica que se ha quedado prendada de ti. *************************** La lluvia hace que se difuminen los detalles. No te fijas en tantas cosas como normalmente. No ves a esa chica sentada en el fondo del autobús, leyendo un libro, enfrascada, como sol

El Bosque de los Sueños. Parte III.

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El dolor se hizo más intenso. Mucho más intenso. Todo el mundo a mi alrededor empezó a girar. Y comenzaste a desvanecerte como si tan sólo hubieses sido un sueño. Como siempre... - No... No te vayas... Agachaste la cabeza, podría jurar que había lágrimas en tus ojos. Tampoco querías irte. La rabia inhundó mis pulmones cuando grité tu nombre al cielo, en el preciso instante en que tu sombra se fundía con el aire. Pese al dolor, golpeé con los puños en la tierra y me levanté. Recogí la espada del suelo y comencé una frenética carrera entre la maleza, arañando mi piel con más espinas, arrancando retazos de mi capa, salpicando de sangre el verdor que me rodeaba. Continué corriendo hasta la extenuación, hasta que sentí que el dolor podría conmigo, hasta que el veneno comenzó a hacer efecto en cada una de las heridas. Quizás así volverías... Quizás así podría volver a besarte... Pero... ¿De qué serviría si al despertar ya no estarías? Apreté el paso aunque todos mis músculos se negaban a res

El Bosque de los Sueños. Parte II.

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Sentí el aroma antes de poder abrir los ojos. Olía a humedad, a verdor, a tierra y... y a perfume de mujer... Un aroma dulzón que se internaba en todo mi ser... Mi cabeza todavía latía bajo el influjo del veneno. Parecía como si un furioso martillo golpease mis sienes con una fuerza imparable. Llevé las manos a la frente para intentar contener las acometidas. Decidí abrir los ojos y la luz del sol filtrada por las hojas de los árboles me acuchilló las retinas. Entonces tu sombra me atrajo. Estabas sentada sobre una de las piedras caídas de la casa, sosteniendo una inflorescencia de un diente de león. Sin mirarme, comenzaste a soplar suavemente hasta que la última de las semillas salió volando hacia la espesura. Fue entonces cuando clavaste tus ojos marrones en mí. Y mi corazón empezó a latir con más fuerza. Apreté los dientes para que los golpes en las sienes no me hiciesen chillar e ignorando el dolor me levanté y avancé hacia ti. Sonreíste... Y toda mi fuerza vaciló, haciéndome caer

El Bosque de los Sueños. Parte I.

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Tuve que desmontar cuando comenzaron a aparecer los árboles. La maleza era demasiado frondosa como para continuar sobre la grupa de Turnedo. La única posibilidad era dar un rodeo por el bosque. Sin embargo, algo me decía que tenía que atravesar aquel lugar. Agarré las riendas y acerqué la frente del caballo a la mía. - Bordea el bosque. Espérame a la salida. Bufó, relinchó y a desgana, golpeando con fuerza los cascos contra el suelo, salió galopando para seguir los límites de la arboleda. Obediente, pese a su terquedad. Adoraba a aquel enorme corcel negro de frente plateada. Encaré el comienzo de la frondosa vegetación y una sensación de peligro me recorrió la espina dorsal. Desenfundé la espada y avancé entre los árboles, sintiendo cómo las espinas de las zarzas se clavaban en mi piel. Ignoré las punzadas de dolor y continué caminando, abriéndome camino con el filo de mi arma cuando era necesario. A cada paso, la vegetación se hacía más y más densa. En ocasiones me costaba atravesarla
Hoy es un intermedio entre tú y yo. No puedo (ni quiero) quitarme de la cabeza la idea de suprimir el día de hoy de algún calendario. Quizás el año que viene. O el siguiente. O cada uno de ellos en adelante… Contigo el tiempo ha dejado de funcionar de la manera habitual. Se ha transformado en la distancia que nos separa, interponiéndose como una barrera física, psicológica y emocional. Sin embargo, sigue pasando de largo. A fin de cuentas, es tiempo… Y a medida que avanza, aunque no lo notemos todavía, estamos más y más cerca. Hasta que pueda respirar tu aliento… Cada día se eriza más mi piel al pensar en el contacto con tus manos. Cada vez se me resecan más los labios a falta de tus besos. Parece que ha pasado tanto tiempo. Parece que fue ayer aquel primer “me apeteces”. ¿Qué pasa con los segundos? ¿Qué ocurre con los días? ¿Se han vuelto tan locos como yo por ti? Nos cercan, celosos de las atenciones que me prestas, y nos engañan diciéndonos que hace media vida que nos conocemos, sin
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- Tengo algo para ti. - ¿Ah sí? ¿Y qué es? - Mmmmmm, es una sorpresa, no puedo decírtelo. - Vaya... - Ven, cierra los ojos... Deja que te lo entregue. Y así... Sin más preámbulos, sin más vacilaciones, habré perdido el corazón. ¿Qué me decís de esos momentos en los que estarías dispuesta a meter las manos en el pecho y arrancarte el corazón de cuajo para dejarlo en las manos de otra persona? Mmmmm, suena agresivo. Lo es. Suena a tonta romántica. Mmmmm,¿lo soy? Soy romántica, sí, lo admito. ¿Soy tonta? No... Soy TÚ tonta. Puedo ver la luna al fondo... Inmensa... Es allí a donde vamos. Turnedo relincha con fuerza. No le gusta la idea. Está lejos, es demasiado grande, será peligroso, tardaremos mucho tiempo... Pero le sonrío, acaricio su frente plateada a la luz de la luna y le susurro tu nombre. Es como un bálsamo... Se calma, agacha la cabeza y me permite apoyar la frente sobre la suya. Acaricio su quijada y me responde con un sonoro bufido. Acepta el reto. No hay nada que pueda pararno

Afónica y apaleada

Podría ser el resumen o las consecuencias del día de ayer. Mmmmmm, lo es... Bessy es cruel. Nunca he estado con otra que no haya sido ella. Y sin embargo ella me engaña. Pero la que tiene derecho a cabrearse no soy yo... Y me trata como a un trapo viejo, como a una de esas telas viejas que todo el mundo aparta a patadas. Le digo que me da igual que me engañe... Y accede a bailar conmigo de nuevo. Pero cuando menos me lo espero, me golpea, marcando mi piel con infinidad de moratones. Luego la estrecho entre mis brazos, porque por daño que me haga, yo sigo queriendo volver a verla... Y entonces me demuestra lo posesiva que es... Desea marcarme, se aferra a mi brazo como una loba y me marca el bíceps succionando con fuerza. Mmmmm, sí, estoy un poco loca. No sólo le he puesto nombre a una tabla de surf, sino que considero todos sus actos conscientes. Como la venganza de golpearme el codo con la punta por haberle dicho que sólo me hacía caer para dejarme en ridículo. Me gusta el surf. Y me