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Mostrando entradas de junio, 2009

Cambios

Bueno... Poco a poco me he atrevido a meter mano en el código fuente del blog... Con más tiempo, con más ganas, quizás haga más... Quizás no... Porque lo único que me importa es que sea fácil de leer (que no dañe a la vista, por eso abandoné mi estilo negro y rojo). Lo importante de mí no es mi imagen... Lo importante es lo que tengo dentro. Y eso va en las letras, en las palabras... No importa nada más... La canción... Me encanta. Simplemente. "Cambios, a la fuerza no me gustan yo los odio". Aunque estos me agradan... Son... mmmmm... ¿Una evolución? Sí, podríamos decirlo así... Así que no los odio... No son a la fuerza... (Realmente iba a poner Changes... pero al final me decidí por algo más nacional, más gallego... jejeje). Últimamente las palabras quieren escaparse de mis labios, de mis dedos... En muchos sentidos... Hablo más de la cuenta a veces, ¿verdad? Y otras, me quedo sin saber qué decir... O cómo... Llevo una semana sin escribir... WoW... Toda una semana... Increíb

La materia de mis sueños

Cierro los ojos. Inspiro. Suspiro. Mis suspiros susurran tu nombre. No pueden hacer otra cosa… No pueden… Aunque estás lejos… Tan lejos… Tan, tan lejos… Pero no es distancia lo que nos separa a veces… No, no lo es… Cierro los ojos y me abrazo a mi cojín-vaca. No se queja cuando lo estrujo, cuando deseo con todas mis fuerzas que seas tú. Pobre… Es un burdo sucedáneo de tu piel. Las fuerzas me van abandonando. Me dejan sola ante la puerta de la oscuridad de la consciencia. Me pierdo en la negrura de la noche eterna de mis sueños, buscando desesperada algún saliente al que agarrarme. Caigo, caigo, caigo… Pero nada detiene mi caída. Sólo el suelo… El duro suelo… El doloroso suelo… Auch. Abro los ojos. La oscuridad se ha ido. La luz baña los campos de trigo a mi alrededor. No puedo ver más que altas matas de cereal rodeándome, acariciándome… Estoy en medio, creando un pequeño remanso de paz en las olas doradas por el sol. ¿Cómo he llegado aquí? Recuerdo la caída. Recuerdo que dormía en cama

Día nostálgico...

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Me encanta andar descalza por la casa. Desde niña... Me gustaba sentir el tacto del suelo en la planta de mis pies... Me sigue pareciendo una de las sensaciones más agradables que he sentido jamás... Cuando empecé a entrenar karate, la idea de tener que descalzarme me atraía tanto, que ni con ampollas en los pies dejaba de hacerlo. Esparadrapo para no destrozarme y listo. Aún así me despellejaba completamente las plantas. Pero con el tiempo, se acostumbraron a los roces... Y ahora... Es inevitable tener una suela de zapato pegada a los pies continuamente. Y sin embargo, la sensibilidad es asombrosa. Ya no puedo caminar tranquilamente por la playa cuando la arena está ardiendo... Ya no puedo quedarme tan pancha cuando piso una piedrecilla... El dolor es infinitamente mayor que antes... Siempre me he preguntado por qué... He cogido unas cerezas en la cocina. Últimamente no puedo dejar de comerlas. Mi madre trajo una caja de dos kilos... Y cada vez que me doy cuenta, tengo una en la boca.

¿Cerrando inconclusos?

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Ya no es que me siga una Mini-Nube. Ahora lo que tenemos encima es un temporal. Esta mañana llegué a la Academia completamente mojada. Y mañana, supongo que más de lo mismo, snif snif. Porque además me toca madrugar. Madrugar y cerrar ciertos asuntos inconclusos que me estaban dando quebraderos de cabeza... Así que puede ser positivo. Si hubiese suerte y dejase de llover, ya sería la bomba... Pero me temo que una mañana más me levantaré con la cantinela en la radio de "el cielo estará despejado en toda España, salvo en Galicia". Casi 24 años y no me acostumbro... En fin... Mira qué hora es... Y yo todavía aquí... Teniendo que levantarme a las 6 de la mañana... Snif snif... A veces me pregunto cuándo podré frenar el ritmo... Cuándo tendré un momento para mí (¿y para ti?). Algún día, lo sé... Bueno... Por insulso y corto, doy por finalizada la actualización con algo que espero mejore su calidad: mi perro el magnífico. Es el único perro que conozco capaz de resolver un cubo de R

Mini-momento

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Salimos de la Cantina a las dos de la mañana. - ¡Oh, no! No lluevas, ¡no lo hagas! - Ana, no digas eso... Que si lo haces sabes que lloverá. - Ya... - De todas formas no llueve mucho. Cruzamos mitad de la zona nueva bajo soportales, tratando distintos temas. - Yo es que con las lentillas las cosas oscuras no las veo. - Emmmm... - Bueno, sí que las veo... Pero no las distingo... - Ya... Esto... Cuidado... - Ays... Resbala... Entramos en la zona vieja, ya no tenemos la protección de los soportales y las gotas se hacen más grandes y caen más seguidas... - No, hombre, no. Aguanta un poco más, que no nos queda nada. ¡No lluevas! - Nah, tranquila. Que para llegar mojadas haría falta que lloviese muchísimo más. Mirada... Abro la boca... - ¡No! No digas nada, Ana. Las luces amarillentas de la zona vieja siempre me colocan... Me quedo como embotada, como si estuviese metida en un sueño... En una de esas fantasías de castillos en las que siempre sale ella... - Nos tomamos una y nos vamos. - Vale

Tiempo de tormentas

Son las diez de la noche y todavía despuntan entre las nubes los últimos rayos de sol. Las nubes, esponjosas algunas, se tiñen de rosa, anaranjado, amarillo... Forman castillos en el aire, igual que los míos. Distingo las torres en unas, las almenas en otras, los dragones agitando las alas y escupiendo fuego en las siguientes, mi corcel negro y brioso en las últimas... Mi palacio, mis monstruos, mi caballo... ¿Estará mi reina? Hace frío, pero llego a un punto en el que mi piel no lo nota ya. Hace frío porque el sol nos va abandonando. Porque durante el día, a pesar de los chaparrones, no ha dejado de pegar el calor. De nuevo el bochorno santiagués. De nuevo el tiempo de tormentas. ¿Conocéis ese olor? No huele a lluvia, es más bien seco, como de algo que está a punto de arder, pero sin humo, sin llamas... Sólo calor... Hace cosquillas al respirar, aprieta la garganta... Y entonces notas la primera gota de agua en la nariz (siempre en la nariz). La segunda es tan fría, tan hiriente, te g

"Si no te tengo reviento"...

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Hacía tanto tiempo que no desayunaba nada más que el zumo de naranja, que había olvidado las proporciones de los cereales solubles, el azúcar y la leche. Me he pasado. Hay una capa amarga de cereales cubriendo la leche. Pero está bueno. Me he quedado dormida. Dejé que el despertador nuevo (nuevo móvil ahora que me cambié de compañía – adiós, chupópteros de verde azulado o azul verdoso, nunca me decido) tratase de hacer su trabajo. Pero no lo hizo. Y la radio… Si soy sincera ni siquiera puedo mencionar una sola de las canciones que pusieron. Ay, Any, Any… ¿Cuándo aprenderás a levantarte en cuanto suena el despertador? Hoy el día está nublado, pero hace demasiado calor. Es uno de esos típicos días de bochorno santiagués. No llueve, no hace fresco, no… nada… Son los días que te dejan completamente apática, sin capacidad de conmoverte por nada. Bueno… A cualquiera que no sea yo… Sé que en cualquier momento, caminando por la calle (cuando salga hacia la clase de las 11) veré algo que me lla